
Este artículo fue publicado en The Conservation
La Unión Europea se encuentra inmersa en un proceso de transición energética hacia un futuro escenario 100% renovable. Sin embargo, hasta que se desarrollen proyectos de almacenamiento de electricidad a gran escala para cubrir la intermitencia de la energía eólica y solar, los sistemas eléctricos seguirán dependiendo de fuentes convencionales, incluidas las centrales eléctricas a gas natural. Estas centrales generadoras juegan actualmente un papel importante en la seguridad del suministro eléctrico.
Asumiendo que el gas natural es un combustible de transición para apoyar el desarrollo de energías renovables en el corto y mediano plazo, su demanda debería disminuir en el largo plazo. Estas perspectivas limitan las inversiones futuras en nuevas capacidades de infraestructura de transporte y almacenamiento de gas.
Además, la conflictiva situación geopolítica actual acelerará el proceso de descarbonización de la Unión Europea para reducir su dependencia de las importaciones de gas natural de Rusia (alrededor del 40% del total), tal y como anunciaron recientemente las autoridades de la Unión Europea. UE.
Políticas energéticas nacionales y comunitarias
La interrupción del tránsito de gas ruso a través de Ucrania en 2006 y 2009 ya ha tenido efectos significativos en la industria y los ciudadanos, especialmente en 2009.
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En respuesta a estos hechos, el Parlamento Europeo adoptó dos reglamentos: el Reglamento (UE) 994/2010 y posteriormente el Reglamento (UE) 2017/1938 . Su objetivo era limitar los efectos de los cortes de gas mediante la cooperación entre los Estados miembros y la mejora de la seguridad del suministro europeo.
Desde entonces, los países de la UE han realizado numerosas inversiones en nuevos interconectores transfronterizos, almacenamiento subterráneo de gas e instalaciones de regasificación. Este último con el fin de diversificar el origen del suministro de gas por mar (gas natural licuado o GNL).
Curiosamente, algunos países, incluida Alemania, dependían únicamente del suministro por tuberías, principalmente de Rusia. Algo que resultó ser una estrategia muy vulnerable. Otros, como España y Francia, han diversificado significativamente su oferta en los últimos años gracias a su apuesta por el gas natural licuado.
La normativa europea no pretende sustituir el papel de los países en la definición de sus políticas energéticas. Su objetivo es promover el apoyo mutuo entre países productores de gas natural, países importadores de gas natural licuado, países de paso por gasoductos y el resto de estados de la UE. También se han propuesto mecanismos de cooperación similares en el sector eléctrico para abordar posibles riesgos de infraestructura.
Mecanismos para hacer frente a las crisis energéticas
El Reglamento (UE) 2017/1938 insta a cada uno de los Estados miembros de la UE a elaborar planes de prevención y emergencia para hacer frente y gestionar situaciones de crisis de suministro de gas natural, ya sea en su propio país o en países vecinos.
Por otro lado, una de las principales novedades de esta normativa es la creación de 13 grupos de riesgo ante una crisis de suministro de gas natural. Es una forma de promover la cooperación regional entre los países miembros.
Un grupo de riesgo está formado por un conjunto de Estados miembros, geográficamente próximos, que comparten rutas de suministro y riesgos en caso de crisis de suministro. Además, están conectados por gasoductos transfronterizos. Así, pueden intercambiar flujos de gas entre ellos de forma relativamente ágil.
De acuerdo con el enfoque de cooperación regional de este reglamento, si un Estado miembro experimenta algún tipo de interrupción en su red nacional de gas que afecte significativamente al suministro y no pueda remediarse con medidas nacionales, primero debe solicitar la asistencia de los Estados pertenecientes a su grupo de riesgo. Si eso no fuera suficiente, el resto de los países miembros de la UE serían notificados de inmediato.
Esta ayuda que se brinda a un Estado en crisis por parte de otros territorios vecinos en situaciones de emergencia se denomina “mecanismo de solidaridad”. Para ayudar a definir los arreglos legales, técnicos y financieros entre los países miembros que permitan la implementación del mecanismo de solidaridad, incluida la forma de pago del gas enviado a un país vecino, la Comisión Europea ha publicado la Recomendación (UE) 2018/177 .
Uso coordinado de la infraestructura energética
En un artículo de investigación reciente publicado en la revista Energy Strategy Reviews , proponemos formas de lograr los objetivos del Reglamento (UE) 2017/1938, a saber, proporcionar un enfoque más cooperativo, reducir el impacto de las interrupciones del suministro de gas y abordar las posibles vulnerabilidades en algunos Estados miembros revelados en la investigación.
En el estudio, proponemos una metodología de optimización matemática para maximizar la cobertura de la demanda de gas natural en la UE durante una crisis de suministro de catorce días. La herramienta facilita estrategias para hacer un mejor uso de los recursos e infraestructura disponibles.
Hemos demostrado cómo el uso coordinado de la infraestructura permitiría a los países de la UE cubrir hasta el 97 % de su demanda mundial de gas natural frente a una interrupción total del suministro de gas procedente de Rusia a través de gasoductos durante dos semanas de invierno, teniendo en cuenta la demanda máxima de gas y almacenamiento subterráneo a niveles mínimos de existencias.
En este caso, los países del sureste de Europa serían más vulnerables a los cortes de gas de Rusia. Por el contrario, la Península Ibérica y Grecia estarían más expuestas a interrupciones en el suministro de gas licuado por mar.
En definitiva, la cooperación es un valor fundamental para que los países europeos afronten los retos del futuro inmediato, en un escenario de gran incertidumbre respecto al gas natural procedente de Rusia.
Las inversiones realizadas en los últimos años en la UE para mejorar la seguridad del suministro y los planes de diversificación del suministro, así como la disponibilidad de instrumentos de cooperación y mecanismos de solidaridad, pueden ayudar a afrontar mejor las posibles contingencias.
Autor
José María Yusta Loyo
profesor universitario Experto en Mercados Energéticos e Infraestructuras Críticas, Universidad de Zaragoza
Publicado el 06-04-2022 10:05
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